FINIS GLORIÆ MUNDI, jeroglífico del Juicio Final.
- Abenámar
- 21 mar 2022
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La presente pintura de Juan de Valdés Leal, llamada FINIS GLORIÆ MUNDI (el fin de la gloria del mundo) y de la que Fulcanelli dedicara una extensa explicación en su tercer libro, versa sobre el fin de esta Era. Son muchos los atisbos de la BERDADI en las obras alquímicas, empezando por las mismas catedrales, y este, en concreto, es un ejemplo muy elocuente. La pintura fue mandada realizar por el enigmático Miguel Mañara junto con otra de motivo igualmente tenebroso. Mañara llamó a estas pinturas «Jeroglíficos de las postrimerías», indicando así la existencia de un enigma a desvelar en ellas. En LAS MORADAS FILOSOFALES, Fulcanelli ya nos había advertido que en toda obra pictórica o escultórica, la inclusión de una filacteria siempre supone un lazo con alguna ciencia secreta. «En efecto —explica el Adepto—, el griego φυλαχτηριον, formado de φυλασσειν, guardar, preservar, y de τηρεîν, conservar, indica la función de este ornamento, encargado de conservar y preservar el sentido oculto y misterioso disimulado tras la expresión natural de las composiciones a las que acompaña».
A continuación aclararé algunos elementos de la pieza basándome en los hechos históricos narrados por el sabio Alexandre Eleazar.
Al nivel de los platillos vemos una lechuza vigilando la escena. Todos los intérpretes coinciden en que se trata de la lechuza de Minerva, pero esta relación no se ajusta claramente con el concepto del cuadro. Tratándose del «fin de los tiempos», es obvia la referencia al búho que sabemos, gracias a Alexandre Eleazar, simboliza la Anunciación de Dios y el Juicio Final. Es el MEZUJAZ (Mesías), posado exactamente en el segundo nivel de la escalinata que comienza bajo el arco, señalando así su rango de Dios Be. Al estar a la altura de los platillos demuestra que es él quien realizará el inevitable Juicio.
Así como el águila real representaba a Alexandre Magono por «ser el más grande y más fuerte de los volátiles de este Globo», el búho o mochuelo (MUXE = «hijo de María») simboliza al Mesías, ya que, al igual que esta ave nocturna, espera la acción de la Luna, el «Globo Justiciero».
En su explicación al texto PALO GOTARXI OGO, contenido en el libro OIU ARAGON (pág. 171) publicado por Serdaniol, Alexandre Eleazar indica: «Del porqué la lechuza, búho o mucherol o mochuelo o Grand Duc o Hibou, etc., simbolizó a Dios-Mesías y esta representación es sobre todo efectiva en la actualidad, es cosa absolutamente propia del Mesías, relacionado con su Juicio Final, el cual deberá pronunciar dentro de pocos años, poniendo un fin absoluto y definitivo a la actual civilización rigiendo esta humanidad miserable de espíritu y de medios de vida, miserable en inteligencia, miserable en belleza, miserable en amor, miserable en sueños y miserable en cultura. Pronto la sociedad deficiente va a comprender lo que significan los búhos de madera, de barro, de piedra o de metal, vendido en las tiendas de suvenir. Pronto, pero tarde para la inmensa mayoría de los seres vivientes poblando el desgraciado y otrora bello UNIBER.»
Volvamos al cuadro de Valdés Leal. Además de la lechuza, la figura del Mesías está representada en la mano diestra femenina y estigmatizada, símbolo de su vida dolorosa. Es él quien realiza la pesada de los corazones. Como prueba de ello, y aplicando lo aprendido de Vicente Sampayo sobre interpretación iconográfica, vemos la posición de la mano: con los dedos pulgar, índice y medio sostiene la balanza, dejando sueltos y muy separados los dedos anular y meñique. Son esos dos dedos los que, en esta ocasión, realizan la señal del Be, tan frecuente en obras de arte.
El arco sobre la lechuza es, de igual modo, otro símbolo del Juicio Final. Observemos también que el lienzo del mismo cuadro termina de manera semejante en arco. Alexandre Eleazar lo menciona en su libro LOS BERE (pág. 491) al explicar el origen del vocablo «arqueología»: «La palabra Arqueología —nos dice el autor— proviene de ARKO (cualquier edificio religioso cuya estructura recordaba el Juicio Final del Mesías, es decir comportaba por lo menos un arco), OL (viejo), OGI (lugar), A (el), o sea «El viejo lugar del Arko»». Ahora bien, la razón por la que se dice que el arco recuerda el Juicio Final es precisamente su forma de media luna. La media luna iniciando el menguante siempre ha simbolizado el tiempo que le queda de existencia a la humanidad en esta Tierra.
«¡Oh Dios Mío! ¡El Globo Justiciero ejecutará su Suprema Voluntad! Ya ha realizado más de la mitad de su curso... En su filo menguante los malos humanos hallarán su castigo...» Palabras de Alexandre Magono al tomar la ciudad de KAIDE.
Los elementos de la pintura están dispuestos en forma de pirámide: una mano que sostiene dos platillos sobre tres cuerpos. Bastaría con movernos un poco a la derecha, cambiando así el ángulo de visión, para advertir que la lechuza se encuentra, de hecho, dentro de ese triángulo. Así, el conjunto hace referencia al Ojo de Dios, símbolo Bere de la Bialduotekai que registra todas nuestras acciones. Este símbolo, conocido también como «ojo que todo lo ve», fue adoptado (tergiversándolo, por supuesto), junto con la figura del mochuelo, por los Iluminados de Baviera, sociedad secreta fundada en 1776. Esta sociedad alemana es, en realidad, heredera de la española Hermanos de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo, en cuya sede se encuentra la pintura que analizamos datada en 1672. Es claro quién empleó primero estas simbologías.
Los tres cuerpos reposando bajo los platillos, que Fulcanelli identifica como «la división medieval de los tres órdenes, oratores, bellatores et laboratores», son también señalamientos de las tres vidas en esta tierra de Dios Be, al final de las cuales vendría su Juicio: El primer cuerpo, que corresponde al del obispo, sería la vida de Dios como Iezus. El segundo cuerpo, el del caballero, refleja la vía del guerrero de Alexandre Magono. Finalmente, el cuerpo anónimo sin atributos reducido a los puros huesos, señalaría el difícil camino del MEZUJAZ, en el que Dios fue ignorado y despreciado.
Otra interpretación, no menos acertada, es la de vincular los cadáveres con los tres estandartes de esta Era a la que Eleazar llama «Era cristiana/pagana/atea»: el cristianismo representado a través del obispo, el paganismo sangriento con el soldado y el ateísmo, desecación del espíritu, con la osamenta despojada de toda virtud. En la actualidad, cada humano se encuentra dentro de alguno de estos grupos y la balanza del Juicio pende sobre él.
Los contenidos de los platillos, NIMAS NIMENOS, simbolizan las dos naturalezas Paia y Bere. Si nos fijamos con atención, el de la derecha está ligeramente más inclinado. En otra ocasión hablaré sobre el balance entre las naturalezas que los alquimistas han señalado en sus obras. Sólo diré aquí que en este ejemplo todo está representado con elementos cristianos para ocultar su significado real y no debe pensarse que hablan sólo de asuntos paganos.
Por último, las cinco calaveras (KALBERE) amontonadas en el suelo, cuatro a los pies del esqueleto y una más atrás casi indistinguible, tratan un tema puramente alquímico comentado por Fulcanelli.
Esta pintura se encuentra en el hospital de la Santa Caridad de Sevilla. Fulcanelli, contrario a lo que se supone por estar sus obras escritas en francés, era español, y perteneció precisamente a los ya mencionados Hermanos de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo. Todo estudioso atento de Fulcanelli ya habría advertido la familiaridad del autor con España, pero fue el investigador Javier Corzo Sánchez quien aterrizó con acierto esas sospechas. Existen asociaciones secretas que conservan información milenaria, y siempre la han plasmado veladamente en obras de arte. Ahora la Alquimia se muestra más clara.
Nadie más que Dios sabe cuándo será el momento del Juicio Final. De lo único que podemos estar seguros es de su inminencia. A través de las obras de Alexandre Eleazar hemos recibido ya el Aviso. Mientras estemos aquí, sin importar cuánto tiempo nos quede, obremos con sabiduría, cultivando los grandes valores legados por nuestros antepasados, tales como la fuerza, la nobleza, la justicia, la consciencia. Todo esto junto conforma a la Belleza. Ser perfecto es hacer lo correcto, y eso es lo que nos corresponde como adictos de la Verdad.
AMEN EGI IS ALUN.
Abenámar
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